Estreno en Colombia: 4 de Octubre
Por: Eva María Pinto
@evamapi
El cine francés siempre me ha
llamado la atención y aunque acepto que a veces algunas películas resultan
demasiado lentas para mi gusto, existen ocasiones en que veo una que me llega
al alma y la incluyo en mi lista de películas que toca comprar para verlas en
la casa más de una vez, en compañía de la familia o alguien especial en un día
en que tengamos ganas de sonreírle a la vida.
Esto me pasó recientemente cuando
vi Portugal, mon amour. Una comedia
que presenta una historia sencilla de una familia y de su cotidianidad, que es
justo lo que la hace especial. Los Ribero, son una pareja de esposos que
llegaron a Francia de Portugal buscando un futuro mejor para sus dos hijos. Se establecen
en Paris y llevan viviendo casi 30 años en la planta baja del Edifico Haussman,
la esposa cuida el edifico y su esposo es un capataz muy trabajador.
En un día cualquiera reciben una
carta dónde les comunican que en Portugal los espera una casa, una fortuna y
una vida extraordinaria debido a una herencia. Es entonces cuando deben tomar
la decisión de dejar la vida que tienen en Paris y ver el regreso a su país
natal como una determinación que les cambiará la vida no solo a ellos sino a todos
los personajes que se han convertido en su familia en el día a día.
Es así como inicia la aventura
donde sus seres queridos quienes no quieren que se vayan, hacen hasta lo
imposible para retenerlos. Vemos también
cómo en medio de la rutina el amor
familiar prevalece a cada circunstancia, logrando hacernos sentir parte de su
vida durante los 90 minutos que dura la película.
Personajes auténticos, que resultan
cercanos y la dinámica de una verdadera familia son el resultado de este grupo
de actores que a través de escenas cotidianas logran hacernos reír y ver el
tema de la inmigración a Francia desde una perspectiva real que apela a las
emociones y a nuestros propios valores.
Con esta película dirigida para
toda la familia se garantiza no sólo pasar un buen rato sino disfrutar de un
diálogo bien estructurado, donde ninguna escena sucede al azar aunque lo
parezca y dónde la sencillez de una buena historia bien desarrollada se
evidencia. No es una comedia que se ve fácilmente en las películas, así que
vale la pena aprovecharla, disfrutarla y dejarse llevar por el momento.
Ruben Alves, no sólo dirigió la
película sino que también escribió el guión, garantizando la autenticidad de la
historia que quería contar a través de
personajes y situaciones donde fácilmente nos podemos ver reflejados de alguna
manera. Como resultado consiguió un largometraje que hace homenaje a la vida de
sus padres quienes también vinieron a Francia en la época de la inmigración en
busca de un mañana más amigable para su familia.
Mi parte favorita es casi hacia el final, la escena donde aparece el fado (música
representativa portuguesa que surgió en la época dónde los hombres viajaban a
conquistar el mundo y las mujeres quedaban solas lamentándose por sus maridos),
cuya letra expresa el sentimiento de esa persona como una plegaria a Dios donde
le dice que podría morir de cualquier forma y en cualquier sitio, pero que por
favor le conceda morir donde nació, en Portugal.
La música, el sentimiento y la
secuencia de esta parte traen consigo una nostalgia que representa el punto de desenlace
de las historias que se han desarrollado con cada uno de los miembros de la
familia y abre paso al gran final, confirmando una vez más que llega ese
instante donde cada pieza del camino recorrido se acomoda de tal forma que da paso a la
felicidad en el momento perfecto.
Esta película hace parte del 12 Festival de Cine Francés que se realiza en diferentes ciudades del país, la programación la pueden consultar en el siguiente enlace: 12 Festival de Cine Francés
Esta película hace parte del 12 Festival de Cine Francés que se realiza en diferentes ciudades del país, la programación la pueden consultar en el siguiente enlace: 12 Festival de Cine Francés
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